La esgrima paralímpica se practica exclusivamente en silla de ruedas.
La mayor diferencia respecto a la esgrima olímpica es que la silla de
ruedas de los competidores se encuentra anclada al suelo, para permitir
mayor libertad de movimientos en los brazos. Para compensar la falta de
movilidad, los tiradores paralímpicos llegan a desarrollar un altísimo
nivel en la técnica de mano. Hombres y mujeres en silla de ruedas, amputados
o con parálisis cerebral leve participan en competiciones internacionales
tanto en florete, sable o espada, individual o por equipos.