En los Juegos Paralímpicos existen dos modalidades de baloncesto: el baloncesto 
        en silla de ruedas y el practicado por los discapacitados intelectuales. 
       El baloncesto en silla de ruedas, el más tradicional, se juega en una 
        cancha exactamente igual a la del baloncesto olímpico, con las mismas 
        medidas, el mismo balón, las canastas a la misma altura y la línea de 
        triple a la misma distancia. Participan jugadores con discapacidades físicas, 
        con un sistema de puntuación médica que trata de garantizar que atletas 
        con minusvalías severas (parapléjicos, por ejemplo) tengan sitio en los 
        equipos. A cada atleta se le da una puntuación entre 1 -los más afectados- 
        y 4,5 -los menos afectados-, y entre los cinco jugadores en cancha no 
        pueden sumar más de 14,5 puntos. Las reglas son las mismas que las de 
        la FIBA, aunque con las lógicas adaptaciones a los jugadores en silla, 
        como la regla de pasos o la falta técnica por levantarse de la silla de 
        ruedas en pleno juego. Aunque los sistemas de juego son muy similares 
        a los del baloncesto de a pie, las defensas hombre a hombre, en zona o 
        los bloqueos cobran gran importancia en el baloncesto en silla de ruedas. 
        El baloncesto practicado por discapacitados intelectuales es exactamente 
        igual que el baloncesto olímpico, con las lógicas dificultades de coordinación, 
        concentración o comprensión de tácticas o reglas por parte de los baloncestistas 
        con minusvalías psíquicas.