El curling en silla de ruedas entró por primera vez en la competición paralímpica en los anteriores Juegos de Invierno, los de Turín 2006 (Italia). Es practicado por atletas sin movilidad o con movilidad reducida y los equipos deben estar formados por deportistas de ambos sexos.
Se trata de una disciplina similar a la petanca que se practica sobre hielo, con dos combinados de cuatro jugadores. En el terreno de juego hay dos círculos concéntricos de diferentes colores, situados a 45,5 metros de la zona de lanzamiento. El de fuera se denomina “draw” y el de dentro, “tee”. Después de haber lanzado 16 piedras de granito (ocho por equipo), gana quinen haya logrado colocar una de las piedras lo más cerca posible del centro o "tee". Está permitido sacar las piedras del adversario de su posición ("takeout") y proteger unas piedras con otras.
Los puntos se otorgan en función de la cercanía y del número de piedras situadas cerca de la diana. Por ejemplo, la piedra más próxima al “tee”, cuenta un punto; si la siguiente es del mismo equipo, cuentan dos, y así hasta que la siguiente sea del contrario. De esta forma, siempre hay un combinado que termina a cero.
Las únicas variaciones hechas a las reglas dictadas por la Federación Mundial de Curling son la prohibición de barrer y la posibilidad de ayudarse de un stick para realizar el lanzamiento.