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Tras un encuentro muy competido el combinado nacional logró imponerse por 2—1 al conjunto ruso. Ucrania se adjudicó la tercera plaza al derrotar a Inglaterra por 1—0 e Italia concluyó quinta gracias a un gol en el último segundo sobre Turquía, mientras que Austria acabó en séptima y última posición.

En la fase inicial, España quedó encuadrada en el grupo B, junto a Ucrania (vigente campeona del mundo), con la que empató a cero en el partido del debut; y junto a Turquía, a quien endosó un 10—0 que le valió el pase directo a la final por la mejor diferencia de goles.

El combinado nacional, dirigido por Jesús Bargueiras, estuvo compuesto por el madrileño Juan Carlos Sánchez; los malagueños Oliver Rodríguez, Ignacio Montañez y Pedro Fernández; la dupla de hermanos granadinos Juan Miguel y Eduardo Fuentes; y por el jugador cordobés Juan Antonio Almeda. Estuvieron acompañados por los porteros malagueños Álvaro Vílchez y Enrique González, además de los componentes del cuerpo técnico Martín Cruzado, Antonio Ruiz Roca y Sergio Gómez Merino.

En el fútbol sala, los jugadores con discapacidad visual de las clases B2 (con escaso resto visual) y B3 (con mayor resto visual) no necesitan apenas adaptaciones para poder competir. Las únicas mejoras van principalmente encaminadas a conseguir contraste entre el color del balón y el suelo, y entre la portería y el fondo, así como a mantener una iluminación uniforme durante los 40 minutos de juego.

Los jugadores clasificados como B3 deberán llevar un brazalete en el brazo derecho de un color distinto al de su camiseta. Además, en el terreno de juego deberá haber un mínimo de dos jugadores de la clase B2 n todo momento. A diferencia del fútbol—5 para ciegos totales, esta modalidad no forma parte del programa de los Juegos Paralímpicos.