19/09/2016 - El legendario estadio de Maracaná se inundó de sonidos musicales, luz y color en la ceremonia de clausura de los Juegos Paralímpicos de Río 2016, que cedió el testigo a Tokio 2020 después de 11 días de competición, en los que participaron cerca de 4.300 deportistas de 160 delegaciones (159 países y el equipo de refugiados) y en los que se batieron más de 350 récords paralímpicos y 209 del mundo.
En una noche que comenzó con 27ºC y un 65% de humedad y en la que la lluvia apareció ocasionalmente, Maracaná sirvió de epicentro para despedir los primeros Juegos Paralímpicos de la historia en América Latina y pasar el relevo a Tokio, que ya los acogió en 1964 y fue la primera ciudad en acoger la cita olímpica y paralímpica el mismo año.
Los representantes de las 160 delegaciones presenciaron la ceremonia de inauguración desde el centro del estadio, salvo los abanderados, que portaron las enseñas nacionales al cuarto de hora de iniciarse el espectáculo, con la nadadora Michelle Alonso portando la bandera española.
La ceremonia fue una mezcla de sonidos, desde samba pasando por rock, pop, bossa nova, swing y funk, como elemento inspirador para todas las personas y un homenaje a los deportistas y a los voluntarios que hicieron posible la celebración de los Juegos Paralímpicos.
La cantante y bailarina Gaby Amarantos dio la cuenta atrás junto con ‘batuqueiros’ y percusionistas entre fuegos artificiales y Maracaná comenzó a inundarse de ritmos musicales con diferentes artistas, entre ellos Andreas Kisser, compositor y guitarrista del grupo de ‘heavy metal’ Sepultura, mientras les acompañaban bailarines en silla de ruedas.
EL ‘CIELO ESTRELLADO’ DE MARACANÁ
El tenor ciego Saulo Laucas interpretó el himno nacional de Brasil mientras se izaba la bandera de este país, la única del mundo con representación del cielo astronómico, al tiempo que se apagaban las luces de Maracaná para simular un cielo estrellado por los teléfonos móviles de los espectadores.
La fauna y la flora de Brasil (país que alberga un 20% de las especies de todo el mundo, miles de ellas endémicas) tuvieron su hueco en la ceremonia con un largo tramo musical. La conocida canción ‘One love’, de Bob Marley, sonó como himno universal de amor, paz e igualdad mientras Río 2016 agradecía a los voluntarios su labor.
El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, entregó la bandera paralímpica a su homóloga de Tokio, Yuriko Koike. Después, se izó la bandera de Japón al lado de la de Brasil y actuaron tres artistas nipones con discapacidad: la modelo Gimico, el bailarín Koichi Omae (ambos con una pierna amputada), y la artista con discapacidad visual Akira Himaya.
ORDEN PARALÍMPICA
En el momento de los discursos, el presidente del Comité Organizador de Río 2016, Carlos Arthur Nuzman, envió un mensaje de condolencias al ciclista iraní Bahman Golbarnezhad, fallecido tras disputar la prueba de fondo en carretera, y destacó que lo que “para muchos era imposible” no ocurrió porque Brasil acogió los Juegos. “El pueblo brasileño mostró responsabilidad, coraje, garra y mucha determinación. Los brasileños nunca desisten”, apuntó.
Nuzman agradeció a la labor de los voluntarios y a los deportistas por ganarse “la admiración de toda la humanidad”. “Nos inspirasteis con vuestra excelencia, disciplina y capacidad de superación. Sois superhéroes”, añadió.
Por su parte, el presidente del Comité Paralímpico Internacional, Phil Craven, que también dedicó unas palabras a Golbarnezhad y pidió un minuto de silencio en su memoria, indicó que Río creó “un carnaval deportivo en familia” para organizar unos Juegos Paralímpicos “maravillosos” y “fascinantes”.
Craven anunció que el Comité Paralímpico Internacional entregará “a la gente de Río y de Brasil” la Orden Paralímpica, el más alto honor que una persona o grupo de personas pueden recibir, por su destacado apoyo a los Juegos Paralímpicos de Río 2016”.
La ceremonia terminó con un último apartado de más de 50 minutos titulado ‘Río es una fiesta’, con diferentes espectáculos musicales que pusieron a bailar a los presentes en Maracaná. Una sucesión de fuegos artificiales pusieron punto y final a Río 2016.