La nadadora zaragozana María Delgado ya sabe lo que es un podio paralímpico y mundialista. Los dos bronces en Río y el tercer puesto en el cajón del pasado Campeonato del Mundo de Londres le hacían ser candidata a metal en la cita de Tokio. Lamentablemente, los Juegos en la capital nipona tuvieron que ser aplazados por culpa de la pandemia por el COVID-19, algo que analiza de la siguiente manera: “Por la planificación que llevábamos a cabo, la fecha ideal era la de este verano, pero vivimos una situación excepcional, y como tal creo que se ha tomado la decisión correcta y la más coherente. No hay duda de que antes que el deporte está la salud de las personas”.
Este tiempo de confinamiento no está siendo fácil para nadie, y tampoco para los deportistas, quienes tienen que ingeniárselas para seguir adelante con sus entrenamientos y mantener el estado de forma. “No lo llevo mal, aunque llevo sin salir de casa desde el 12 de marzo, cuando nos cerraron el CAR de Madrid y me vine para Zaragoza. Entreno todo lo que puedo para perder lo mínimo posible y que la vuelta al trabajo sea en las mejores condiciones. Pero no hay duda de que la pérdida es grande, en mi caso son muchos días fuera del agua. Se dice que, cada día que no se nada, son 2 días que se necesitan para recuperar el estado de forma. Vamos a tener que trabajar duro”, afirma.
Fuera del aspecto puramente profesional, hemos conocido la parte más humana de María Delgado, la más alejada de la piscina. En el equipo de entrenamiento del CAR la tildan de ‘culo inquieto’. “Sí, sí, soy muy inquieta, y el confinamiento no creáis que me ha cambiado mucho. Sigo igual de activa, entrenando mañana y tarde, y ahora me ha dado por la cocina con mi madre. Me está enseñando un montón de cosas y me está poniendo al día”.
También es muy manitas y tiene consigo en la Residencia Blume una máquina de coser con la que “hago mis apaños”. Además, toca el ukelele: “no es que lo sepa hacer muy bien, no he dado música más allá de lo que hice en el colegio, pero alguna canción chula me sale”.
Graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y actualmente estudiando un Máster de Alto Rendimiento Deportivo, echa de menos su pueblo, Monleras (Salamanca). “Ya llevo 2 o 3 veranos sin ir. Me encanta estar allí, tengo grandes amigos y mi abuela me hace estar en la gloria, Cuando voy disfruto de paz y tranquilidad y me ayuda a desconectar del día a día y de la gran ciudad”.
Por último, y más ahora en tiempo de confinamiento, Delgado aconseja un libro y una serie para estos largos ratos que pasamos en casa: “Me acabo de leer uno de Toni Nadal, que se llama ‘Todo se puede entrenar’, que me ha gustado muchísimo. Y en cuanto a series, sé que no es nueva y la vi hace tiempo, pero me encantó, y es Prison Break”.
El foco está puesto en 2021, en la cita paralímpica que se ha esfumado este año. María Delgado luchará por grandes cosas en tierras japonesas, pero para ello “hay que entrenar muy fuerte, mentalizarse y, a por todas”